Por: Dennis Falvy Del lonche al almuerzo casi gratis

Mi recordada y brillante Martha Hildebrandt señalaba eso de que no hay lonche gratis. Es una frase de nuestra lengua familiar que implica el hecho de que ningún beneficio es totalmente gratuito.

En la revista limeña Caretas (7/3/1996) se leía hace años que: “Hace más de dos siglos, Adam Smith, el padre de la economía moderna, recordó a todos que no hay lonche gratis”.

Y en Perú21 (4/11/2014), Antero Flores-Aráoz responde así a determinada pregunta: “…nuestra agrupacion nos tiene que costar, no hay lonche gratis”.

Esta frase de origen incierto fue popularizada por el escritor de ciencia ficción Robert A. Heinlein en su novela de 1966: The Moon is a Harsh Mistress; es decir la Luna es una cruel amante.

El acrónimo aparece traducido como “Neeag”, “No existe el almuerzo gratis”.

El economista Milton Friedman hizo también amplio uso de ella en sus escritos y declaraciones, así como de la versión en latín “nunquam prandium liberum”. La frase del nobel monetarista y padre de la economía en Chicago es: There ain’t no such thing as a free lunch.

Lonche es algo del pasado, una merienda muy ligera y que está entre el almuerzo y la cena. Vale decir, era una de las 4 comidas diarias existentes. Lonche se parece a la merienda española y que se consumía a eso de las 5 pm, antes de la cena. Una taza de café, té o leche, más pastelillos o un sándwich, era ello y muy ligero. Aquí eran famoson los panes franceses, tolete y los chancays en esos lonches.

Para mí no cabe la menor duda que con Hayek, Friedman fue el economista más influyente en el siglo XX. En Cato Institute, uno de los principales libertarios del mundo, señala en un profuso discurso que a veces se le asocia con el aforismo “No hay almuerzo gratis”, aunque no fue él quien lo inventó. Quiso que se prestara más atención a uno que sí es de su invención y que consideró apropiado: “Nadie gasta el dinero de otro con el mismo cuido que gasta el propio”.

Pero todo aforismo es una verdad a medias. Uno de nuestros pasatiempos familiares favoritos en viajes largos era encontrar los opuestos de aforismos; por ejemplo, “La historia nunca se repite”, pero “No hay nada nuevo bajo el sol”; o “Mira antes de saltar”, pero “El que duda está perdido”. El opuesto de “No hay almuerzo gratis” es obvio “Lo mejor de la vida es gratis”.

Afirmaba entonces Friedman, que si se aprovechaba, era lo más cercano a un almuerzo gratis que se puede tener. Tras la caída del comunismo, el socialismo se vio como un fracaso y el capitalismo un éxito. Lo cómico es que los países capitalistas aparentemente concluyeron que lo que el Occidente necesitaba ahora era más socialismo. Esto era obvio absurdo, por lo que debían dar un vistazo a la oportunidad que tenían de obtener un almuerzo casi del todo gratis.

El expresidente Clinton afirmaba que lo que se necesita es un sacrificio generalizado y beneficios concentrados. Lo que necesitamos es exactamente lo opuesto acotaba Friedman. Lo que necesitamos y lo que podemos obtener, lo más cercano a un almuerzo gratis, es beneficios generalizados y sacrificios concentrados. No es un almuerzo del todo gratis, Pero casi.

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