Por: Dennis Falvy La crisis inmobiliaria de Japón

El tema inmobiliario de Japón, en la década de 1990, por el colapso de una burbuja inmobiliaria, condujo a un estancamiento prolongado. Ello no fue el resultado inevitable de tendencias irreversibles; ellos reflejaron errores de política, arraigados en una comprensión errónea de los desafíos que enfrentaba la economía.

Leo en Project Syndicate un estupendo artículo que le hace a lo que pasa hoy en China con la crisis de inmuebles, pero que muestra de manera clara lo que le pasó a Japón:

https://www.project-syndicate.org/commentary/response-to-china-housing-crisis-will-exacerbate-demographic-decline-by-yi-fuxian-2025-07

La burbuja de Japón tuvo un fuerte aumento de los precios de las viviendas y el ingreso anual: en Tokio, la proporción aumentó de ocho en 1985 a 18 en 1990; tendencia impulsada por una serie de factores, entre ellos la política de impuestos territoriales de Japón, la desregulación financiera y la mala coordinación de la política fiscal y monetaria.

Pero la demanda de compradores de vivienda por primera al consumir más, agravo la cosa, pues hizo subir los precios de los bienes, servicios y acciones, lo que género más empleo y menos desempleo.

La demanda de nuevas viviendas pronto comenzó a caer y los cambios demográficos fueron un factor clave.

En 1991, cuando la proporción de la población japonesa de 65 años o más alcanzó el 13%, el número de compradores de vivienda por primera vez comenzó a disminuir.

Las propiedades se desplomaron, el mercado se desplomó y Japón cayó en una trampa deflacionaria, caracterizada por una caída de la fertilidad y un aumento del desempleo, empeoró mucho las cosas: lo que en realidad era una enfermedad demográfica crónica fue tratada como una enfermedad aguda.

LEAR  El Pentágono afirma tener un plan inicial para el "Golden Dome", el sistema de defensa de misiles ordenado por Trump para proteger a Estados Unidos de posibles ataques.

Los responsables de las políticas creían que Japón estaba lidiando con una apreciación del yen como resultado del Acuerdo del Plaza de 1985 en NY, en virtud del cual las principales economías del mundo acordaron devaluar el dólar. Algo que fue malo para la economía japonesa.

Allí imprimieron dinero, bajaron las tasas de interés, aumentaron el déficit gubernamental y aplicaron una flexibilización cuantitativa.

Estas políticas, junto de nuevos compradores de viviendas que comenzó en 2001, hicieron que los precios de las viviendas comenzaran a subir nuevamente y exacerbaron la enfermedad subyacente.

A medida que formar una familia se hizo más caro, los jóvenes retrasaron el matrimonio y tuvieron menos hijos. Y no hubo respuesta a ello, sino negativa.

Hay más, lean el link que he adjuntado pues China está entrando en algo similar.

En rigor, en aquel momento, el entonces primer ministro Abe Shinzō, estableció el objetivo de fertilidad a 1,8.

Pero las medidas, no pudieron contrarrestar los efectos de las políticas monetarias acomodaticias que se consideraban vitales para combatir la deflación y estimular el crecimiento económico.

Los precios de las viviendas siguieron aumentando, los matrimonios disminuyeron aún más y los nacimientos se desplomaron y la economía entro en recesión severa. Denodados esfuerzos del Gobierno, no pudieron sacar a Japón de ese entrampe, pues la psicología del japonés promedio se resistía a endeudarse aun con subsidios, porque no le gustan a los japoneses las deudas.

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