Por: Gustavo Goyzueta // Distancia que no separa

3 años van cruzando cielos y mares,

palabras que se alargan en suspiros,

la piel ausente, pero el alma en los altares

de un amor que ha vencido sus delirios.

Él, con años tallados por la vida,

ella, promesa fresca del mañana,

pero en sus voces danza la medida

perfecta que el destino nunca engaña.

No es el tiempo ni el mundo quien separa

cuando un lazo es más fuerte que el presente,

cuando el querer es llama que no para

y el respeto es raíz entre la gente.

Ella brilla, valiente, inteligente,

con risa que abriga hasta el invierno.

Y él, paciente, la espera fiel, consciente

de que su amor no necesita un cuaderno.

Porque se escriben sin tinta, sin reloj,

en cada audio, en cada noche en vela,

saben que hay un “nosotros” bajo el sol

aunque el abrazo aún duerma en la novela.

Y si el futuro aún les pinta lejos,

que no tiembla el amor por la distancia,

pues hay besos que vuelan como espejos

y promesas que viven en constancias.

Tres años ya… y muchos más vendrán,

pues lo imposible no asusta a quien espera,

si el alma es fiel y el corazón está.

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