Fenbendazol: un medicamento potencial contra el cáncer
Fenbendazol es un medicamento genérico, barato, con décadas de uso seguro en veterinaria. Algunos estudios preclínicos y observaciones anecdóticas an mostrado su potencial contra el cáncer, debido a su capacidad para interferir con múltiples rutas celulares clave en la oncogénesis.
El Fenbendazol no tiene patente activa, su costo es muy bajo y no ofrece rentabilidad a grandes empresas. Las compañías farmacéuticas tienden a priorizar el desarrollo de moléculas patentables que aseguren retorno de inversión. Diversos estudios demuestran que los medicamentos que no generan retornos económicos suelen ser postergados o dependen del financiamiento público, académico o independient, lo que ocasiona atrasos en su aplicación. Además, existe un incentivo económico para tratar de invisibilizar hallazgos que puedan representar una amenaza para tratamientos más lucrativos, como las inmunoterapias de alto costo u otras terapias dirigidas con precios elevados.
Un nuevo enfoque en la terapia contra el cáncer
El Fenbendazol, un benzimidazol utilizado tradicionalmente como antiparasitario veterinario, ha emergido como un candidato potencial en la terapia contra el cáncer. Su acción parece extenderse más allá de la desestabilización de microtúbulos, afectando directamente rutas metabólicas y señalización celular implicadas en la progresión tumoral.
Existen diversos mecanismos moleculares del Fenbendazol en células tumorales como la activación del gen p53, conocido como “el guardián del genoma”, que juega un papel esencial en la supresión tumoral. Su activación lleva a reparación del ADN, apoptosis de células dañadas. Así mismo, el Fenbendazol ha demostrado aumentar la expresión y actividad del gen p53, induciendo apoptosis en células tumorales, lo cual es particularmente importante en cánceres donde este gen no está mutado.
Mecanismos de acción del Fenbendazol
El Fenbendazol también actúa en la inhibición de GLUT1 y Hexoquinasa (HK), GLUT1 (transportador de glucosa tipo 1) que es sobreexpresado en muchos tumores, facilitando la captación acelerada de glucosa, mientras que la Hexoquinasa cataliza el primer paso de la glucólisis, esencial para el metabolismo energético de las células cancerosas. El Fenbendazol inhibe ambas moléculas, lo que reduce la disponibilidad de energía para la proliferación celular tumoral y colapsa la dependencia glucolítica de las células neoplásicas.
El Fenbendazol actúa en la supresión de la Glucólisis Aeróbica (Efecto Warburg) y la mayoría de las células cancerosas dependen de una glucólisis aeróbica intensificada, incluso en presencia de oxígeno, un fenómeno conocido como Efecto Warburg. Este proceso proporciona ATP (generador de energía) rápidamente, suministra precursores para biosíntesis, produce lactato, generando un microambiente ácido ideal para las células cancerosas. El Fenbendazol interrumpe esta glucólisis aumentada, reduciendo los niveles intracelulares de lactato, esta disminución de lactato contribuye a una alcalinización progresiva del microambiente tumoral, revirtiendo la acidez que usualmente favorece la supervivencia, evasión inmune y resistencia a los fármacos. Al transformar ese entorno hostil en uno menos ácido, el fenbendazol debilita las defensas del tumor y lo vuelve más vulnerable a tratamientos oncológicos.
Potencial en quimioterapia
El Fenbendazol puede ayudar a potenciar las quimioterapias, evitando la resistencia a múltiples fármacos, por lo que se perfila como un agente prometedor en tumores refractarios a terapias convencionales, especialmente en aquellos cánceres con fenotipos altamente glucolíticos o resistentes por acidificación.
Quizá el mayor dilema de nuestra era no sea la falta de terapias, sino la incapacidad de aceptarlas cuando no producen dividendos financieros para los fabricantes y distribuidores.
Fenbendazol no es solo una molécula; es un espejo que nos confronta con una pregunta incómoda.
¿Está la ciencia al servicio de la vida o del mercado? En un mundo donde la salud tiene precio y la verdad compite con la rentabilidad, tal vez la verdadera enfermedad no esté en las células, sino en el sistema que decide cuál conocimiento merece ser explorado y aplicado. Porque cuando una cura no se aplica porque su uso no conviene financieramente, no se silencia solo un compuesto, se silencia una esperanza.
(*) MV, MSC, PhD h.c.