Ser docente: entre la vocación, la presión y el bienestar emocional

Educar en tiempos desafiantes

Cada día, miles de docentes en el Perú inician sus jornadas con la firme convicción de transformar vidas a través de la enseñanza. Sin embargo, detrás de esa vocación, frecuentemente asumida como inquebrantable, existen desafíos constantes que afectan no solo su ejercicio profesional, sino también su salud mental y bienestar emocional.

En un episodio reciente del programa Cayetanamente, emitido por cayetano.plus y conducido por la doctora Dany Araujo, se exploró esta compleja realidad junto a una voz experta: la Mg. María del Rosario Rivas Plata, docente de la Facultad de Educación de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. En una conversación franca y profunda, Rivas Plata compartió su visión sobre la docencia actual, sus exigencias, la evolución del contexto educativo y la importancia de cuidar la salud emocional del educador.

De la docencia tradicional a una profesión en transformación

Para Rivas Plata, la profesión docente ha experimentado una evolución significativa. «Anteriormente nos preparaban para estar en un aula, pero con el tiempo se han abierto más espacios donde ejercer la docencia. Ahora también trabajamos en hospitales, municipalidades, organismos internacionales o empresas», señaló.

Esta diversificación ha traído consigo nuevos retos. La pandemia de COVID-19 marcó un punto de quiebre. «El COVID-19 nos colocó en un escenario completamente nuevo. Tuvimos que adaptarnos rápidamente al uso de herramientas tecnológicas y cambiar el discurso presencial por el virtual», recordó.

Los docentes debieron desarrollar nuevas habilidades y enfrentarse a realidades muy distintas según el nivel educativo. «En secundaria, muchas veces fueron los propios alumnos quienes enseñaron a los profesores a usar la tecnología. En inicial, en cambio, se vivió una situación más compleja por la falta de acceso a dispositivos e internet», apuntó.

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Vocación, pero también formación y adaptación

Hablar de docencia es hablar de vocación. Para Rivas Plata, esta sigue siendo el eje central de la labor educativa, aunque ya no basta por sí sola. «El deseo de servir a los demás no ha cambiado, incluso ahora es más fuerte. Pero además de vocación, el docente necesita una sólida base académica, conceptual y metodológica. El reto es adaptarse a los cambios constantes».

Uno de los cambios más significativos ha sido la inclusión educativa. Cada vez más estudiantes con necesidades especiales se integran a la educación básica regular. «Esto requiere que los docentes cuenten con herramientas adicionales para poder atender a todos los estudiantes», explicó.

También destaca la necesidad de desarrollar competencias clave como gestión, liderazgo y creatividad. «Es fundamental tener la capacidad de improvisar y adaptarse … la práctica constante en la formación inicial es clave para eso», subrayó.

La salud mental del docente: un pilar olvidado

Más allá de las competencias pedagógicas, hay un aspecto fundamental que suele ignorarse: el bienestar emocional del docente. El estrés, el agotamiento y el síndrome de burnout afectan a un número creciente de maestros. Según cifras citadas en el programa, cerca del 40% de los docentes peruanos presentan niveles significativos de estrés.

«Los docentes no somos superhéroes. También nos enfermamos, también tenemos familia y emociones. Necesitamos espacios de distracción, apoyo emocional y redes que nos sostengan», afirmó Rivas Plata.

Destacó la importancia de que las instituciones educativas implementen medidas para mitigar el estrés. «En algunas UGEL ya se están promoviendo actividades extracurriculares como taichí o baile. Esto es clave, pero también lo es respetar los horarios de trabajo», indicó.

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Cuidarse para poder cuidar

Rivas Plata enfaizó una idea central: el autocuidado docente es esencial para una educación de calidad. “La docencia no se puede ejercer en solitario. Necesitamos equipos interdisciplinarios: psicólogos, sociólogos, trabajadores sociales, personal de salud pública. Y, por supuesto, el trabajo conjunto con las familias”.

La percepción del docente como figura de autoridad puede ser tambén una carga. «Si un maestro está emocionalmente afectado, los niños lo notan. La salud emocional del docente impacta directamente en la calidad del aprendizaje», advirtió.

El apoyo entre colegas es clave. “A veces no nos damos cuenta de que un compañero está pasando por un mal momento. Es importante que entre colegas estemos atentos a las señales y nos apoyemos mutuamente”, agregó.

El docente como modelo y figura de apego

El vínculo emocional entre el docente y el estudiante es un componente esencial del aprendizaje. En los primeros años, el maestro puede convertirse en una figura de referencia afectiva. «En inicial y primaria, los niños imitan todo lo que hace su maestra. Esa conexión emocional se llama apego seguro y tiene un impacto profundo en su desarrollo», explicó.

La triada educativa: docente, estudiante y familia

Una educación transformadora requiere fortalecer el lazo entre el docente, el estudiante y su familia. “No podemos hacer nada sin la participación de las familias. Lo que enseñan en casa debe ser reforzado en la escuela y viceversa”, aseguró.

Aunque este vínculo puede debilitarse durante la adolescencia, Rivas Plata cree que se puede sostener a través de herramientas como la tutoría. «La tutoría es fundamental para acompañar al estudiante en todas las etapas de su formación, no solo desde lo académico, sino también desde lo emocional y social».

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¿Qué necesita el docente de hoy?

Observar el contexto, capacitarse constantemente y mantener vivo el propósito educativo son claves para ejercer la docencia hoy.

“El contexto nos habla. Las noticias, la realidad, todo nos dice cómo debe ser la educación. Hay que estar atentos y actualizados”.

Finalmente, Rivas Plata hace un llamado a revalorar la carrera docente. “La educación es una carrera hermosa. Aún no conocemos todo su potencial. Hay muchos más espacios donde ejercerla de los que imaginamos. Por eso, hay que mirar lo que ocurre a nuestro alrededor para transformar la educación de verdad”.

Educar con pasión, cuidar con conciencia

Ser docente en el Perú es un acto de vocación y compromiso, pero también de resiliencia y adaptación. Detrás de cada clase, hay una persona con sueños, desafíos y emociones. «Necesitamos cuidarnos para cuidar a los demás. Solo así podremos formar generaciones que no solo aprendan, sino que también sean emocionalmente sanas», concluyó.