Detrás de su garaje, en una calle como tantas otras de Chiang Mai, en el norte de Tailandia, Tharnuwarht Plengkemratch instaló dos leonas blancas y un híbrido de león y tigre de 200 kilos llamado “Big George”, sus mascotas.
Director de fotografía mexicano lleva más de cuatro años al lado de la artista.
En Tailandia la ley permite a los particulares tener al “rey de los animales”.
Desde Chiang Mai, Tharnuwarht detalla en TikTok a sus tres millones de seguidores el cotidiano de sus tres felinos, que “disfrutan jugando y son cariñosos”.
“Quiero mostrar que los leones pueden llevarse bien con los humanos”, asegura, aunque sus interacciones —cautelosas— dentro del recinto de “Big George” se limitan a minutos.
La población de leones en cautiverio explotó en los últimos años en este país del sudeste asiático, con más de 500 ejemplares registrados en zoológicos, granjas de cría, cafeterías temáticas y domicilios particulares.
El fenómeno pone en peligro tanto a los leones como a las personas a su alrededor, advierten especialistas, en un contexto marcado por el tráfico ilegal de animales.
Las redes sociales agravan esta tendencia, subraya Tom Taylor, responsable de la Fundación Amigos de la Fauna Silvestre de Tailandia (WFFT).
“Es una locura total. Da miedo imaginar lo que ocurrirá dentro de diez años si no se cambian las leyes”, subraya.
Desde 2022 la ley exige a los propietarios registrar a sus leones domésticos, implantarles un microchip e informar a las autoridades en caso de mudanza.
Tráfico ilegal
Pero el texto legal no establece ningun control sobre la reproduccion ni sobre los híbridos, y las exigencias respecto a las condiciones de conservación en los recintos son mínimas.
Los nacimientos de especies que existen en estado salvaje en Tailandia, como el tigre, deben ser notificados en un plazo de 24 horas. En el caso de un león, su propietario dispone de 60 días.
“Ese plazo es enorme. ¿Qué se puede hacer con una camada de cachorros de león durante esos 60 días? Muchísimas cosas”, afirma Taylor.
Este experto y sus colegas observaron un aumento del número de leones en cautividad, pasando de unos 130 en 2018 a unos 450 en 2024, según investigaciones en redes sociales y visitas sobre el terreno.
Pero, por falta de pruebas de vida durante un año, otros 350 grandes felinos desaparecieron de su radar, posiblemente debido a muertes no reportadas, a que el animal ya no es exhibido al público o, peor aún, por el comercio ilegal, según Taylor.
“Entrevistamos a profesionales que nos dieron precios de leones vivos o muertos, y nos dijeron que podían conseguirlos en la frontera”, explica.
Existen numerosas pruebas del tráfico de leones o de sus partes, indicaron a AFP varios expertos que pidieron el anonimato.
La criadora tailandesa Pathamawadee Janpithak, de 32 años, comenzó en el negocio de los cocodrilos, pero el descenso en los precios de estos reptiles la llevó al mercado de los leones.
Vende cachorros de un mes por unos 500.000 bahts (cerca de 15.000 dólares). El valor había llegado en un momento a casi 25.000 dólares, pero el mercado se reajustó debido a la mayor oferta generada por de sitios de reproducción.
Los leones en cautiverio, que consumen alrededor de dos kilos de carcasas de pollo al día, pueden tener camadas de dos a seis crías, una o dos veces al año.
Las tres instalaciones que controla Pathamawadee en Chachoengsao (centro) albergan aproximadamente 80 ejemplares, desde un imponente león de nueve años hasta dos cachoros enfermos de apenas ocho días, alimentados con biberón.
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