Dice antiquísimo refrán que “Guerra avisada no mata gente”, sin embargo, en nuestro querido Perú ése adagio no es aplicable, pues aquí pese a todos los anuncios que puedan darse, pronosticando movimientos sísmicos (léase terremotos y/o maremotos), muy pocos o casi nadie les hace caso y siempre hay víctimas mortales, gran número de lesionados y daños materiales de mayúsculas proporciones.
Hace unos días, el jefe del Instituto Geofísico del Perú (IGP) Hernando Tavera, ha dado a conocer un pronóstico respecto a un posible sismo de gran magnitud en el centro de nuestro territorio, principalmente en zona del litoral (Ancash, Lima e Ica).
El mencionado pronóstico anuncia que la probabilidad del gravísimo evento es muy alta, y que tendría de 8 grados para arriba. Además, el IGP a través de su representante, exhortó a tomar medidas preventivas y atender a los simulacros, entre otras.
Aquí caben hacer algunas reflexiones, sea ante la cobertura informativa que se ha otorgado al pronóstico, sea a la indolencia de nuestra población.
Bueno pues, en lo que se refiere a la difusión de la información anunciadora de gran sismo, solo un medio escrito le dio “portada” más la información interior. Parecería que los demás medios están en otro planeta, o principalmente ocupados en los “Rolex” y en la cirugía facial de la Presidenta, como si ello fuese determinante en la vidas y futuro del país. No descartamos que por allí se nos puede haber pasado algún otro medio, que si cumplió con su deber informativo, sobre todo de lo que es sustantivo.
Es bueno tener presente que el artículo 14 de la Constitución, obliga a los medios de comunicación social a colaborar con el Estado en la educación y, por supuesto la educación en prevención de desastres, está incluida en tal deber.
En el otro extremo como hemos dicho, se encuentra la indolencia de la población, que conocimiento que el Perú está en zona sísmica, ello parecería que no le importa un comino y que sigue edificando viviendas en los cerros, en los cauces de ríos y hasta en terrenos deleznables, todo lo cual genera que, ante un sismo de cierta intensidad, se produzcan daños personales y materiales.
Las autoridades, con justificado criterio realizan simulacros de sismos para el buen comportamiento de la población, así como para evitar daños, o por lo menos paliarlos. Empero muy pocas personas atienden y participan con seriedad en dichos simulacros y, por supuesto, tampoco obedecen las medidas de prevención como es la de determinar los sitios en que se deben guarecer en caso de movimientos sísmicos graves.
Recordemos que estamos ubicados en el llamado “Cinturón de Fuego del Pacífico”, en que destaca la interacción de la Placa de Nazca y de la Placa Sudamericana y como tantas veces lo advirtió el sismólogo Julio Kuroiwa, prematuramente fallecido, hemos tenido eventos volcánicos e infinidad de gravísimos sismos, sin que ello nos haga reaccionar.
Sin ir muy lejos y como solo ejemplos tenemos el terremoto de Lima en 1940 de 8.2 grados, el de Yungay (Ancash) de 7.9 grados, el de nuevamente en Lima en el año 1974 con 7.8 grados y, el de Pisco en el 2007 con 7.9 grados. ¡A tenerlo en cuenta!