Por: Magaly Zapata
Entre el 18 y 20 de julio hubo corridas en diversos puntos de la geografía taurina nacional. Fiestas patronales que abarcaron gran parte de nuestro territorio en devoción a la Virgen del Carmen.
La feria que ostenta mayor protagonismo es la de Bambamarca en Cajamarca, celebró 25 años de su plaza de toros con figuras hispanas: Perera, Escribano, Román, Fernando Adrián y el peruano Joaquín Galdós.
Los toros de Santa Rosa de Lima y Los Azahares en las 3 tardes dieron lucimiento, triunfador fue Miguel Ángel Perera, indultó el 59 de Los Azahares, paseó orejas y rabo simbólicos junto con el ganadero Alfredo Galdós en el cierre. Un total de 16 orejas, rabo e indulto reflejan el éxito del serial.
Pero los reflectores también alumbraron la tradición en Pampacolca con atractivo cartel. A 252 km de Arequipa (Provincia Castilla), llamó mi atención con Joaquín Caro, Jorge Molina y la reaparición de García Pulido tras un cornadón en la semifinal de la Copa Chenel-Madrid, 25 cm dos trayectorias en la pierna derecha.
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Tabacazo -como dicen los toreros- de los que marcan, de ahí el interés verlo ponerse delante otra vez. Ser torero es más que vestir de luces. Leit motiv personal, desde junio 2000 fue circular los ruedos nacionales para ver más allá del (dicho con respeto) sota, caballo y rey de la cartelera internacional, aquí y alla.
Tocó revivir horas de bus y bus, 31 y la mitad ida y vuelta a ver los toros amén de la gastronomía (“el triple” rocoto relleno, pastel de papa y chicharrón), amena charla taurina y conocer más de las ganaderías characatas, en crecimiento constante. Vimos dos en Pampacolca. Destacó Perlas de San Pedro propietario Franklin Cárdenas (pasta en Viraco, procedencia San Simón), echó tres y sobresalió el 6º visto con generosidad en la muleta de Caro, primero se lo dejó llegar de lejos, sometió y llevó largo y atrás sus embestidas y cuando fue menester acortó distancias pero siempre con temple y echando los vuelos para enganchar abajo, a pesar de la mala lidia recibida el novillo se entregó y se vino arriba con muerte de bravo.
Hubo insistente pedido de indulto cada vez que montó la espada, desenfoque habitual, pinchó y perdió trofeos. Los 3 primeros de Dinastía Mollo sólo sirvió el noble 1º al que Pulido cortó oreja; los otros fueron ilidiables con peligro.
Molina pulseó al 5º con temple a media altura construyó faena premiada, subió a la foto a hombros con Pulido que trazó al 4º toreo de gusto y temple, mucha torería, se llevó dos más y el trofeo al triunfador. Joaquín Caro fue premiado con trofeo a la mejor faena y Perlas de San Pedro al mejor toro.
Cada viaje me deja una estampa a recordar, esta vez: Que la placita de toros está al lado de la Ermita de la Virgen del Carmen y lleva su nombre, que su imagen paseó el ruedo al término de la corrida entre reflectores de nocturnidad y ovaciones en pie de sus devotos.
Que delante de ella se premió a los toreros acompañados de su gente; y que los toreros la acompañaron en su salida hasta volver a su casa. Emotivo. En Lachaqui (Canta) también hubo toros, triunfó Manuel Perera; Luis López y Lagartijo fueron silenciados con ganado de Apu Saywa.