El proyecto de ley de recortes fiscales y de gasto por US$ 3,3 billones (millones de millones) de Donald Trump fue aprobado este martes en el Senado, tras una intensa presión de los lideres republicanos para convencer a los indecisos y entregarle al presidente una victoria política.
Los senadores votaron 51-50 a favor del proyecto, con el voto del vicepresidente JD Vance que dirimió el empate. El paquete, que ahora pasa a la Cámara de Representantes, combina recortes tributarios por US$ 4,5 billones con recortes de gasto por US$ 1,2 billones.
El proyecto —conocido informalmente como la “Gran y Hermosa Ley”— incluye la totalidad de la agenda legislativa del presidente en una sola propuesta. Trump hizo lobby personalmente con los legisladores para que se aprobara rapidamente en el Congreso.
Los republicanos afirman que la aprobación de esta ley los ayudarán a mantener sus mayorías en el Congreso durante las elecciones de medio término. Sin embargo, las encuestas muestran que no es particularmente popular. Un sondeo reciente de Pew Research reveló que el 49% de los estadounidenses se opone a la ley, mientras que un 29% la apoya. El 21% restante no tiene una opinión definida.
Se espera que la Cámara vote esta semana, pero el éxito no está garantizado. Debido a la oposición unida de los demócratas, bastaría que solo unos pocos republicanos voten en contra para que la ley fracase.
En ese sector, los conservadores siguen presionando por mayores recortes de gasto, mientras que los moderados han expresado su preocupación por los recortes del Senado a Medicaid y otros programas sociales.
El proyecto del Senado eleva la deducción estatal y local de impuestos de US$ 10.000 a US$ 40.000 durante solo cinco años, lo que ha generado la oposición de un republicano de Nueva York que lo considera insuficiente. Por otro lado, los recortes a pagos hospitalarios han provocado el rechazo de otros legisladores.
Cualquier cambio en la Cámara obligaría al Senado a volver a votar la ley, frustrando los planes de Trump de firmarla antes del 4 de julio.
Agenda de Trump
Los republicanos sostienen que la legislación impulsará la economía, reducirá la inmigración ilegal y comenzará a recortar el despilfarro en Medicaid y otros programas asistenciales.
El proyecto evitaría un alza significativa de impuestos para individuos a comienzos del próximo año, cuando expiren los recortes tributarios de Trump de 2017, y extendería permanentemente algunas exenciones fiscales empresariales ya parcialmente vencidas, que según el presidente contribuirían al crecimiento económico.
Sin embargo, muchos economistas advierten que la ley ofrecerá poco estímulo económico y agravará los problemas fiscales del país.
“La trayectoria fiscal de Estados Unidos no es sostenible”, dijo el martes el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell. “El nivel actual de deuda es manejable, pero su trayectoria no lo es, y debemos abordar eso tarde o temprano. Cuanto antes, mejor”.
A petición de Trump, el proyecto añade nuevas exenciones fiscales para propinas, préstamos automotrices y trabajo extra, y amplía los beneficios fiscales para adultos mayores y padres, promesas que destacó en su campaña.
Estas nuevas reducciones tributarias se financian con profundos recortes al sector de energías renovables, lo que en la práctica beneficia a la industria de combustibles fósiles.
Se eliminaría el popular crédito fiscal para autos eléctricos, lo que provocó la indignación de Elon Musk, ex aliado cercano de Trump, ya que Tesla se vería afectada.
La ley destinaría cientos de miles de millones de dólares en nuevos fondos al sector militar, reafirmando el enfoque de Trump en el poder duro por sobre la ayuda exterior, la cual ha recortado. También se aumentaría el presupuesto para el control migratorio.
Estos costosos recortes fiscales y aumentos de gasto se financian en parte con recortes concentrados principalmente en Medicaid, cupones de alimentos y préstamos estudiantiles federales.
Los demócratas critican que los recortes a programas contra la pobreza, sumados a los beneficios tributarios que favorecen desproporcionadamente a los más ricos, hacen que la ley sea altamente regresiva. También destacan el aumento de US$ 3,3 billones en el déficit fiscal a diez años, pese al discurso republicano de responsabilidad fiscal.
Cerca de US$ 1 billón se recortaría de Medicaid mediante nuevos requisitos laborales para adultos sin hijos y en edad de trabajar, copagos obligatorios y límites a los reembolsos federales a los estados. Los requisitos laborales para acceder a cupones de alimentos también se endurecerían, y se penalizaría a los estados con sistemas administrativos propensos a errores.
La Oficina Presupuestaria del Congreso estima que 11,8 millones de personas podrían perder su cobertura de salud en la próxima década a causa de la ley.
La legislación evitaría un posible impago de deuda de EEUU en agosto al elevar el techo de la deuda en US$ 5 billones. Trump y los republicanos argumentan que usar el proceso de reconciliación presupuestaria partidista para aprobar el aumento sin apoyo demócrata les permite evitar concesiones a la oposición, como un mayor gasto en programas sociales.