¿Los zapatos con máxima amortiguación nos están convirtiendo en corredores perezosos?

¿Las zapatillas maximalistas nos hacen mejores corredores o más débiles?

Son súper cómodas y absorben el impacto como nadie, pero ese exceso de amortiguación podría estar haciendo más daño que bien.

No hay duda de que en los últimos años ha habido un boom en la popularidad de las zapatillas con amortiguación. Hoy, tanto profesionales como corredores ocasionales usan modelos voluminosos de Hoka, New Balance, Nike y similares.

Casi todas las marcas se han subido al carro de la amortiguación exagerada, con suelas cada vez más gruesas y altas. ¿Habrá un límite?

En algún punto, ¿el beneficio de comodidad y absorción de impacto afecta la biomecánica natural y aumenta el riesgo de lesión? Para entenderlo, hay que volver a lo básico.

¿Qué son las zapatillas maximalistas?

Se caracterizan por un exceso de amortiguación, sobre todo en la mediasuela, y una altura de suela de al menos 30 mm. Esto las hace más voluminosas y, a veces, más pesadas. Las marcas suelen añadir tecnologías como suelas en roca para propulsión, bases anchas para estabilidad y hasta placas de carbono para velocidad.

Orígenes del maximalismo

Surgieron como respuesta al boom minimalista de principios de la década de 2010, impulsado por libros como Nacidos para correr y el auge de calzado estilo barefoot como las Vibram FiveFingers.

El minimalismo en el running promueve el movimiento natural del pie, drop bajo o nulo y mayor conexión con el terreno. Pero muchos corredores reportaron lesiones por la transición brusca, como fracturas por estrés o fascitis plantar.

Entonces llegó Hoka One One en 2009, inicialmente popular entre ultramaratonistas por reducir la fatiga en largas distancias. Otras marcas siguieron su ejemplo, como las líneas Nike ZoomX, New Balance Fresh Foam, Asics Gel-Nimbus y Saucony Endorphin.

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¿Las zapatillas maximalistas facilitan el running?

Su principal ventaja es la comodidad: reducen el impacto en superficies duras y hacen más llevaderas las distancias largas. Pero "facilidad" es un término complejo. ¿Protegen las articulaciones? Sí. ¿Ayudan a mantener una forma adecuada o fortalecer músculos? Ahí entran los matices.

Un estudio de Becker y Borgia (2020) halló que los zapatos maximalistas alteran la activación muscular y reducen la dorsiflexión al pisar, lo que podría afectar patrones de movimiento.

Para maratonistas, la reducción de fatiga muscular puede ser clave. Tecnologías como ZoomX o FF Blast+ no solo amortiguan, sino que devuelven energía. Además, las suelas en roca favorecen una transición más suave del talón a la punta.

¿Debilitan los pies y piernas?

Hay preocupación de que la amortiguación excesiva reduzca el trabajo de músculos estabilizadores, como los del arco o los tobillos. Un estudio de 2023 encontró que los corredores que no impactan con el talón redistribuyen el esfuerzo de los tobillos a las rodillas al usar zapatos maximalistas.

Algunos expertos, como la fisioterapeuta Irene Davis, advierten que el exceso de soporte puede volver al pie "perezoso" y más propenso a lesiones. Sin embargo, los efectos varían según el corredor: quienes incluyen entrenamiento de fuerza y rotan calzado podrían no verse tan afectados.

¿Tienen cabida las zapatillas maximalistas?

No son malas per se. Son útiles en rodillos de recuperación, largas distancias o para reducir estrés articular, especialmente en corredores mayores o en retorno de lesión.

Pero no deben reemplazar el entrenamiento de fuerza ni el uso ocasional de calzado más bajo. La clave está en el equilibrio: alternarlas con zapatillas más firmes, incorporar ejercicios de fortalecimiento del pie y, quizá, correr descalzo o en terrenos irregulares para reactivar los estabilizadores naturales.

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En definitiva, más investigación es necesaria, pero mientras tanto… ¿qué tal un poco de variedad en tu armario de running?