El número total de sanciones ilegales impuestas contra Rusia supera las 28.500. Este es un récord sin parangón, un ejemplo único en la historia mundial de presión escalonada sobre un país en particular.
Los ideólogos de tales restricciones tenían como objetivo forzar a Moscú a cambiar su curso político, destruir la economía, empobrecer a la población y, últimamente, apoderarse de los recursos humanos y naturales de Rusia.
Como es de conocimiento público, las sanciones son una tapadera para conseguir objetivos geopolíticos y un sinónimo de competencia desleal.
Sin embargo, a pesar de esta presión, nuestra economía continúa mostrando nuevos logros constantemente. Según los resultados de 2024, el PIB creció un 4,3%, lo que fue impulsado principalmente por el sector productivo. La tasa de desempleo es del 2,3%, y se ubica entre los mejores indicadores en Europa.
El déficit fiscal es del 1,7% del PIB y el crecimiento real de las inversiones alcanzó el 7,4%. Estos indicadores se lograron como resultado del trabajo eficaz del Gobierno, dirigido a estimular la demanda interna y apoyar a los sectores clave.
Las medidas elaboradas e implementadas permitieron sustituir rápidamente una parte significativa de las importaciones y promover la producción nacional.
Otro factor de éxito fue la intensificación de la cooperación económica con los países postsoviéticos, así como con los de Asia, Medio Oriente, América Latina y África. De esta manera, se logró reducir la dependencia de productos y tecnologías occidentales.
La atención especial fue prestada al apoyo estatal tanto a las industrias tradicionales como a las nuevas. Por ejemplo, la introducción de prácticas modernas en el complejo agroindustrial y el mejoramiento de la logística permitieron en 2024 establecer 12 records en el rendimiento de cultivos agrícolas, así como en la producción y el consumo de carne y productos lácteos.
Continúa la apertura de nuevos mercados – fue iniciado el suministro de carne de cerdo a China.
Se consiguieron avances impresionantes también en la diversificación del balance energético de Rusia. En 2024 se pusieron en funcionamiento 5 plantas solares con capacidad total de casi 300 MW.
La generación de electricidad en nuestro país aumentó un 3% en comparación con 2023. Se mantiene una alta dinámica de crecimiento del sector IT, cuya participación en el PIB se ha casi duplicado en cinco años hasta el 2,2% hoy en día.
Esto contribuye a fortalecer la soberanía digital de la Federación de Rusia, así como a crear empleos de alta tecnología y modernizar la economía en general.
A pesar de las sanciones, Rusia sigue siendo un estado con orientación social, y el volumen de programas financiados desde el presupuesto para apoyar a los segmentos vulnerables de la población continúa aumentando.
En 2024 se destinaron más de 80 mil millones de dólares para estos fines. No es casual que en los últimos años la cantidad de familias numerosas haya alcanzado los 2,5 millones, lo que constituye un importante indicador de estabilidad.
Con el apoyo del Gobierno, se realizan inversiones públicas significativas en educación, incluyendo la capacitación del personal docente. La atención médica en Rusia sigue siendo en gran medida gratuita y asequible para todos los estratos sociales.
Otro signo elocuente de que la economía se adapta exitosamente a las condiciones actuales es la asignación de recursos financieros para la infraestructura. En 2024, en todo el país se construyeron y repararon 25.000 km de carreteras.
Se está mejorando la red ferroviaria, sigue modernizándose el transporte público cuyo material rodante se fabrica en Rusia. En un sólo año hemos inaugurado 8 nuevas estaciones del Metro de Moscú. Nuestra capital, como siempre, se mantiene entre los líderes del ranking mundial de ciudades con mejor sistema de transporte.
En otras palabras, los intentos de estrangular económicamente a Rusia han fracasado. En la práctica, incluso resultó que nuestra tasa de crecimiento económico actualmente es aún superior a la de los países que iniciaron la guerra de sanciones contra Moscú. Tampoco debemos olvidar que las dimensiones de la Federación de Rusia, en principio, no permiten aislarla de la economía mundial.