Todos los candidatos a la presidencia de Chile parecen estar de acuerdo en una cosa: la necesidad de abordar lo que, según estandares mundiales, es un déficit fiscal muy moderado. Esto contrasta con EEUU y se refleja en los diferenciales de los bonos.
El spread, o diferencial de rendimiento, de los bonos a 30 años en dólares de Chile está menos de 100 puntos básicos por encima de sus pares estadounidenses, el nivel más bajo desde enero de 2020, antes de la pandemia. Los diferenciales de los bonos chilenos en dólares con vencimiento en 2071 alcanzaron mínimos históricos la semana pasada.
Gran parte de esto se debe al nerviosismo en el extremo largo de la curva de bonos de EEUU en momentos que legisladores debaten el “Big Beautiful Bill” de Donald Trump, que recortará impuestos y ampliará un ya elevado déficit fiscal. Pero también refleja el optimismo de que las elecciones en Chile darán paso a un gobierno de derecha favorable al mercado que se concentre en la eliminación del déficit presupuestario.
“Una consolidación fiscal más rápida y creíble podría mantener diferenciales bajos por más tiempo”, afirmó Andrés Pérez, economista jefe para Latinoamérica del Banco Itaú. Los diferenciales actuales “reflejan que Chile presenta mejores perspectivas en términos absolutos”.
La deuda de EEUU se situó en el 120,8% del PIB al final del primer trimestre, según la Reserva Federal de San Luis. Por el contrario, la deuda de Chile se ubicó en el 41,7% del PIB el año pasado y el Ministerio de Hacienda prevé que alcance un máximo del 43% en 2026.
Prudencia
Los chilenos acudirán a las urnas en noviembre, con probable segunda vuelta en diciembre. La favorita es la candidata de centro-derecha Evelyn Matthei, cuya campaña se ha caracterizado por promesas de austeridad.
“Es una combinación del aumento de los rendimientos en EEUU por preocupaciones fiscales y que Evelyn Matthei, quien se ha comprometido con la prudencia fiscal, mantiene ventaja en las encuestas”, dijo Christy Howard, analista de mercados emergentes de Aberdeen Investments.
Lo que es mejor, Matthei no es la única que muestra preocupación por la disciplina fiscal.
El gobierno del izquierdista Gabriel Boric prevé un déficit del 1,4% del PIB para este año, en comparación con 2,8% en 2024, gracias a recortes de gasto y cambios legales por alrededor de US$2.000 millones. Muchos economistas, sin embargo, se muestran escépticos sobre la posibilidad de lograrlo.
En un debate reciente, algunos candidatos de izquierda dijeron estar abiertos a aumentar el impuesto sobre la renta de los ricos para reducir la tasa del impuesto de empresas.
Ortodoxia económica
El contraste con la ortodoxia fiscal de EEUU es marcado.
Hay “creciente incertidumbre sobre las políticas económicas de EEUU, especialmente por el déficit fiscal”, afirmó Pedro Quintanilla-Dieck, estratega de UBS.
La tasa de los bonos del Tesoro a 30 años alcanzó el mes pasado su máximo en dos décadas, con un 5,15%. Desde entonces bajó al 4,96%, ya que indicios de desaceleración del crecimiento alimentan expectativas de recortes de tasas. Los rendimientos a largo plazo también alcanzaron máximos en Alemania y Japón, mientras permanecen moderados en varios mercados emergentes.
Pero Chile destaca en el extremo largo de la curva.
“Las perspectivas políticas y fiscales de Chile son probablemente más claras que las de otros países latinoamericanos con grado de inversión, como Perú y México. Por eso sus rendimientos a largo plazo están mejor anclados”, dijo Quintanilla-Dieck.
Perú está en camino de incumplir su meta de déficit fiscal por tercer año consecutivo. Su ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez Reyes, propuso aumentar el techo del déficit para 2025 del 2,2% al 2,8% del PIB. Mientras tanto, las cuentas fiscales de México siguen bajo presión por la elevada deuda de Pemex.
La tasa del bono a 30 años en dólares de Chile está ahora en 5,9%, en comparación con el 6,3% de Perú y el 7,4% de México.
Las perspectivas para el equilibrio fiscal de Chile también se ven favorecidas por la recuperación del crecimiento en los últimos meses. La actividad creció un 2,5% en abril respecto al año anterior, mientras que el PIB aumentó un 2,3% en el primer trimestre.
A medida que se acercan las elecciones, “el debate se ha centrado en el crecimiento, lo que también contribuye a reducir las primas de riesgo de los activos chilenos”, afirmó Pérez.
Con los candidatos haciendo declaraciones que agradan al mercado, Chile, con calificación soberana A de S&P Global Ratings, probablemente seguirá superando a sus pares regionales.
“Chile sigue cotizando un poco por encima de otros países con calificación A, por lo que las valoraciones son atractivas”, concluyó Quintanilla-Dieck.